jueves, 19 de junio de 2014

Jesús Morate / 19-06-14

ESPAÑA


1. ¿Cómo fue tu proceso como alumno de arte?

Aprendí mucho de lo que no me enseñaron algunos profesores porque así tuve que aprenderlo solo investigando y buscando. Aprendí mucho de lo que me enseñaron mal, porque de ese modo no me di por satisfecho y busqué y exploré otros lenguajes y formas de expresión y creación. Y por supuesto siempre aprendí muchísimo de aquellos profes (contados) que en lugar de enseñarme una mera técnica, me enseñaron a creer en mi trabajo y me dieron las herramientas teórico conceptuales necesarias para poder enriquecer y mejorar mi propio proceso de aprendizaje; de estos profes sigo aprendiendo de lo que me enseñaron, incluso años después. El mejor aprendizaje es aquel del que te puedes seguir alimentando durante toda la vida. Y como no, también mis compañeros fueron una grandísima fuente de aprendizaje durante toda la carrera y hoy día. Uno nunca deja de aprender ni de "estudiar". 

2. Si fueras profesor de arte, ¿qué curso te gustaría enseñar y por qué? 

Actualmente soy profesor de arte, así que hago exactamente lo que más me motiva como artista, que es trabajar en espacios educativos. Creo que los espacios del arte no son solamente las galerías o museos (aunque me parecen muy válidos y necesarios, sobre todo si trabajan el aspecto educativo. El museo es una escuela) y que la salida de un artista no es únicamente la de exponer (que también es bueno y válido), sino que me interesa, además, generar otro tipo de discurso y situaciones en las que el arte no se convierta en un diálogo unidireccional, sino en una herramienta de creación de conocimiento fluido y abierto. En este sentido la educación es un espacio idóneo para el arte y el arte es una herramienta con infinidad de posibilidades para la educación. La educación artística es fundamental también, no solo para el pleno desarrollo del individuo y la sociedad, sino para romper con los viejos prejuicios en torno al arte y acercar así el arte a la sociedad y a la comunidad. 

Respondiendo a la pregunta, la asignatura que más me gustaría sería una que permitiera cambiar los viejos roles profesor/alumno y rompa con las jerarquías de poder. Me gusta mucho aprender/enseñar a enseñar a través del arte en un sentido político y ético. Ese curso sería como un laboratorio abierto a la experimentación total, al diálogo y a la discusión. Un espacio donde no existieran las paredes, o donde estas pudieran ser móviles, cambiando constantemente la estructura del aula mediante infinitas posibilidades para hacerla más habitable. Las escuelas actuales matan el aprendizaje, son aburridas y frustrantes, y están completamente desfasadas. Mi asignatura sería un lugar para el arte y el conocimiento que nos permita probar todo aquello que este sistema predecible y capitalista prohibe o anula. Este tipo de enseñanza no es una utopía y ya se está poniendo en marcha en algunos centros de enseñanza como la Escuela de Educación Disruptiva (EED) y descritas en el libro de María Acaso "rEDUvolution: hacer la revolución en la educación." 

3. Si pudieras darle un consejo al Jesús-alumno-de-arte, ¿cuál sería?

Recuerdo algo que me dijo un día un profesor, que me parece que resume muy bien todos los consejos que se puedan dar. Era algo así como: "Por la mañana, cuando te levantes y te mires al espejo, ríete de ti mismo, y por la noche, antes de acostarte, ríete del profesor". Nos tomamos muy en serio, tanto como alumnos, como profesores, y para aprender/enseñar es necesario matar nuestro ego.

Nota: seguramente después de enviar las respuestas se me ocurran más cosas que decir o cosas que cambiar, pero así es el conocimiento, como mencionaba antes, es móvil, flexible y fluido, incluso contradictorio. 

Saludos y gracias, 

Jesús Morate

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